Cuando lo vi llegar, me di cuenta de inmediato, que algo le pasaba. Esos ojos lo dicen todo. Se acercó y se sentó enfrente de mí. Miraba sin ver, andaba perdido.
-¿Qué te pasa, Leo? -le pregunté
-Nada -respondió.
-No parece nada -.
Se quedó callado, perdido en... vaya a saber quién. Sabía que había algo más que tristeza, esos ojos lo dicen todo.
Pasado unso minutos, mejor dicho un rato largo, le pregunté -no vas a decir nada -.
-¿Lo que te pasa? -le contesté serenamente.
Suspiró y miró al piso. Por primera vez, en tantos años, no supe que decirle.
-Leo -lo llamé -se que estás mal, esos ojos lo dicen todo. Sé que estás triste pero es más que eso -le tomé la manoy me miró. Le sonreí para darle ánimo.
-Siempre tan precisa -me dijo sonriendo él también -Gracias por estar conmigo -me apretó la mano.
-Para eso son los amigos -lo abracé. Sabía que entre nosotros, las palabras sobraban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario