Pasé días enteros con ese disfraz. Lo usaba en todo momento; hasta incluso ponía la película y la actuaba. Usaba mi oso preferido como príncipe, porque éste era re grande; pero lo más complicado se hacía cuando el príncipe tenía que venir a buscarme para ponerme el zapatito. Había veces que papá llegaba en el momento justo para que él lo haga, en cambio, había otros momentos que no venía nadie y me quedaba sin poder terminar de representar la historia.
Siempre fui una chica soñadora, por eso, cada vez que me preguntaban qué quería se de grande yo respondía con aire soñador: Cenicienta. Todos se me reían y me decían que eso era imposible; entonces yo miraba a mi mamá, ella sonreía y me guiñaba un ojo, se acercaba y me decía al oído: 'nada es imposible si querés lograrlo'; y, cada vez que escuchaba esa frase volvía, de nuevo, a jugar a ser esa princesa.
Hoy si me preguntan qué quiero ser de grande, respondo: 'abogada y una muy importante, que haga valer el derecho de quiénes se lo merecen'. Hoy no tengo dudas que sea ese mi destino. También quiero ser una gran madre y permitirles a mis hijos las cosas que mi mamá no me dejaba hacer y, además, quiero ser la esposa del hombre de mis sueños (lo dije: soy una chica soñadora).
No hay comentarios:
Publicar un comentario