La navidad no se trata de acordarte de repente del que tenés al lado y mostrar “tu lado bueno” y al día siguiente seguir siendo el hijo de puta que fuiste todo el año.
La navidad no se trata de acordarte de repente de que tenés una familia y tapar esas ausencias con una gran cena y muchos regalos para al otro día considerarte huérfano.
La navidad no se trata de todo que la televisión se ha encargado de mostrarnos y creer que es el momento ideal para tener una epifanía y cambiar el rumbo de nuestras vidas.
No, definitivamente no es eso.
No tenés que esperar ha una fecha especial para hacer algo bueno por el otro.
No tenés que esperar ha una fecha especial para estar con tu familia.
Y tampoco tenés que esperar ha una fecha especial para tener una epifanía que cambie tu vida.
Porque la navidad hay que celebrarla cada día, cada amanecer, cada momento.
“Tu lado bueno” está en vos cada día de tu vida, sos vos el que elije sacarlo, mostrarlo, hacerle caso. No depende de una fecha.
Tu familia está con vos, todos los días de tu vida hasta que mueras, o alguno de ellos mueran, pero van a estar siempre porque hay una unión de sangre que nos ata de por vida a ellos. No importa que nos hagan, o que les hagamos, siempre van a estar con vos y es completamente tu decisión hacerlos parte tuya o no.
Y las epifanías están ahí rondando, esperando que las escuches, te llaman a gritos. No abras tus oídos solo en Navidad, abrílos cada día de tu vida y te sorprenderás de lo que aprenderás.
Y si vas a mostrar “tu lado bueno”, si vas a estar con tu familia y si definitivamente vas a aprender una epifanía, que no sea de un momento, que no sea para pasar las fiestas, que sea de cada día, de cada instante, que sea eterno.
¡Feliz Navidad!