Ayer le pregunté a dónde iría a parar lo nuestro. Es que lo nuestro es algo hermoso, o al menos lo era.
Nos habíamos conocido por intermedio de un amigo en común, en su cumpleaños. Cuando lo vi, me perdí en esos ojos verdes esmeraldas, tan profundos y transparentes. No podía dejar de verlo.
- Lau –me llamó Cristi sacándome de mi ensimismamiento, mejor dicho, de esos ojos tan hermosos.
- Cristi, me asustaste –la saludé y ella me abrazó. – ¿Lo viste? –me dijo al oído. - Lau –me llamó Cristi sacándome de mi ensimismamiento, mejor dicho, de esos ojos tan hermosos.
- ¿A quién? –le pregunté sabiendo lo que me iba a responder.- Al de ojos verdes, ¿no es hermoso? -.No era de extrañar que Cristi ya le haya echado el ojo, no se le escapa ninguno. – Sí lo vi, hermosos ojos –sonreí y fui a buscar algo para tomar, no estaba de ánimos para escucharla hablar de cuán lindo era.
Busqué a Juan para desearle un feliz cumpleaños, al fin y al cabo había ido para festejarlo. Lo encontré hablando con par de chicos que los conocía, eran sus amigos de fútbol. Me acerqué y los saludé, había algo de confianza así que me quedé con ellos ya que mi amigo iba de grupo en grupo, hablando con todos.
Nos pusimos a bailar, Cristi se acercó a mí con las demás que llegaron más tarde. Ella no le sacaba los ojos de encima al chico en cuestión y yo no me aminaba a acercarme, es que a veces soy tan cobarde.
Después de un par de tragos, mi amiga se fue a donde estaba él, yo no quería ni mirar pero se ve que no tuvo éxito porque después la veo a los besos con otro flaco, uno de los amigos de fútbol de Juan.Tenía esperanzas pero no sabía cómo actuar. Mientras pensaba en alguna estrategia me fui a sentar, estaba cansada de tanto bailar. Elegí el lugar más cómodo y cuando miro para el costado estaban sus ojos, tan brillantes que me dejaba ciega. Perdí el sentido de dónde estaba, de quién era; esos ojos me habían cautivado, me habían hipnotizado.
No recuerdo en qué momento sus labios se encontraron con los míos pero nos besamos toda la noche. Sentía que esa boca la conocía de toda la vida, que estaba hecha para besarlo. Besé sus labios, sus mejillas, su cuello; no dejé ningún lugar libre, no desaproveché mi oportunidad, lo besé hasta hacerlo mío. Esa noche supe que con él quería estar.
Luego de esa noche, pasé el mejor año de mi vida a su lado. No sabía vivir sin él. Éramos uno los dos. Tuvimos peleas y reconciliaciones. Tuvimos encuentros y desencuentros. Tuvimos noches de amor y de locura. Tuvimos una historia de amor.
Después de tantas cosas que vivimos juntos, cuando ayer nos encontramos, sentí que estaba al lado de un desconocido. Su mirada era otra, sus ojos ya no eran tan brillantes, su boca me rechazaba, esos ojos verdes ya no me miraban.
- ¿A dónde irá a parar lo nuestro?–le pregunté. Su silencio era una tortura, no podía creer que hayamos terminado así, no supe darme cuenta a tiempo de que lo estaba perdiendo. - ¿A dónde irá a parar lo nuestro? –insistí una vez más y le tomé la mano, esa mano que alguna vez vivía aferrada a la mía.
- Ya no hay nuestro –me respondió soltándome la mano. Besó mi frente, me dijo ‘adiós’ y se fue.
Yo me quede escuchando como un eco repetía sus últimas palabras, esas palabras que le daban un fin a nuestra relación. Es que lo nuestro fue algo hermoso, fue hermoso mientras duró.