Supe verte sin mirarte, supe oírte sin escucharte, supe quererte sin enamorarme.
Fue un día te descubrí y vi tus ojos, hermosos ojos, que me hipnotizaron.
Se volvió una adicción buscarte, mirarte, saber que estabas bien.
Era feliz con ta poco, un solo instante y para mí ya bastaba, nada más importaba.
No me acerqué a hablarte, aunque ganas no me faltaran, pero no sabía como encararte.
Poco a poco te fui descubriendo, fui sabiendo de vos. Poco a poco empecé a cercarme y me empezaste a conocer. Poco a poco.
Supe hacerme amigos de tus amigos, supe saber de qué hablar cuando te tenía cerca, supe relacionarme con vos.
Esperaba ansiosa hablarte, espiar tu muro, mensajearme, whatsapearte, con ta solo un instante era feliz.
Era divertido tenerme a mi lado, con el corazón a mil cada vez que me sonreías, cada vez que tus ojos se posaban en mí. Sí, realmente era feliz.
Nuestra amistad estaba creciendo, nos estábamos conociendo, todo era perfecto. Vos y yo y nadie más.
Pero no contaba con ella. Ella, que decía ser mi amiga. Ella que me hablaba de ‘él’ y yo le hablaba de ‘vos’.
Nos pasábamos horas riendo y confiándonos nuestros sentimientos, siendo dos tontas enamoradas que esperaban ansiosas que su ‘gran amor’ se declarara.
Caí en tu juego como una tarada, te burlaste de mi amor. Te reíste de mí a mi espalda y como un tonto esperaste que llorara por vos.
Sé que ahora estás con ella, sé que ahora de juran amor. Sé que ahora te arrepientes de haberme dejado. Sé que ahora me extrañas y me quieres con vos. Sé que ahora deseas que ella sea yo.