Siempre soñé con ser princesa, como Cenicienta. De tener al príncipe que me quiera. Siempre soñé vivr en un palacio, con una habitación grande llenda de colores con una cama dosel en el medio.
Siempre quise ser princesa, levantarme con un desayuno en la cama y el sol dándome en la cara. Siempre intenté de ser princesa, ser la más linda, la más querida.
Soñé con el castillo blanco y el príncipe azul, con la carroza y el hada madrina. Todo, no faltó nada. Lo quise todo y es más lo tuve todo.
Pero hoy, ya no.
Las historias de princesas no me van más, los príncipes azules las prefieron siempre a las otras antes que a mí; mi príncipe prefiere a cualquiera antes que a mí. Mi castillo hace tiempo que se derrumbo y mi hada madrina birlla por su ausencia.
Hoy todo se me cae a pedazos, los sueños que tuve son solo eso, un sueño nada más. Cada día me siento peor. Vivo porque el aire es gratis pero mis fuerzas ya no están conmigo. Adelante de cualquiera soy la más fuerte, mi fe es inquebrantable, pero cuándo nadie me ve, me desmorono.
Pero no quiero volver a ser débil, porque no voy a llegar a ningún lado, pero eso me pasa no voy a ningún lado, si avanzo tengo miedo que todo vuelva a fallar, pero si me quedo... No soporto mi realidad.
Pero quién la cambia? La respuesta es fácil YO, pero cómo, eso no lo sé, lo único que sé que cada día tengo menos fuerzas y más culpa. Fuerzas para no cambiar mi futuro y culpa por no haberlo hecho.
Las princesas son solo de cuentos y yo escribo VIDA
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