Cada uno es dueño de su propia historia. Sé original y no copies la mía.

domingo, 11 de marzo de 2012

El ascenso

Había pasado cinco años desde la última vez que lo había vuelto a ver. Cinco años. Cinco malditos años en cuales hizo de todo para poder olvidarlo, para poder borrárselo de la mente, del corazón, de su vida; hizo de todo pero no bastó.
Cuando él decidió terminar todo aquella noche, aquella maldita noche con esa estúpida frase de ‘no sos vos, soy yo’, se prometió que no lloraría, no por él, no le iba a dedicar ni una mísera lágrima, él no se lo merecía. No después de tirar tanto amor a la basura con aquella odiosa frase. Ella hubiese querido saber la verdad, saber en qué falló, en qué momento se equivocó, cuándo fue que él la dejó de amar. No le bastó frase, no le sirvió esa frase, no quería esa frase; solo la verdad, la maldita verdad y él se fue sin decirla, y lo odiaba por ello. Lo odiaba con la misma intensidad con la cual alguna vez lo llegó amar.
En esos cinco años, ella rehízo su vida sin él, a pesar de no olvidarlo siguió con su vida. Se alejó de su grupo de amigos e hizo nuevos. Dejo de visitar los sitios que frecuentaban y busco nuevos lugares. Compró muebles nuevos, ropa nueva, cosas nuevas. Tiró todo lo que alguna vez le había pertenecido a ellos, a él. Vendió el departamento con todos sus recuerdos y compró uno nuevo. Se cambió de barrio y empezó de nuevo, sin él, sin su amor.
Hoy era un día especial: el ascenso. Hacía tres años que venía luchando por ello. Fue paso por paso, subiendo escalón por escalón, muchas horas extras, muchas noches en velas; fui casi una obsesión pero al final lo había conseguido. Ayer, sus compañeros hicieron una reunión para despedirla y desearle buena suerte. El ascenso era lo mejor que te podía pasar, no solo por el aumento de suelo, era el cambio de edificio hacia ‘el edificio’. Todos los que entraban desean ir a aquel lugar, decían que era el paraíso, que era como trabajar en Disney o como vivir en una isla paradisiaca. Lo importante que ella se iba, lo había conseguido. Por primera vez, algo que anhelaba era suyo, completamente suyo.
Llegó puntal, no había podido dormir de manera adecuada. No quería admitirlo pero esta muy nerviosa, luchó tanto por ese puesto que ahora le parecía irreal estar ahí. Era el sueño hecho realidad, era el paraíso al cual quería escapar.
Se acercó a la recepcionista, era una chica joven que debía tener al menos 25 años. Ella le sonrió y le dio una tarjeta magnética y le hizo llenar una planilla; le dio una cálida bienvenida y le indico a que lugar dirigirse. Cuando llegó la esperaba su nuevo jefe, un hombre baste fornido, pasando los 40 y canas nacientes en su cabellera. Tenía unos ojos marrones profundos, una sonrisa blanca brillante y no era muy alto. La saludó amablemente y comenzaron a dirigirse a la sala de reuniones. Ahí le iba a presentar a sus nuevos compañeros, a su equipo de trabajo, a su nuevo comenzar.
Al llegar a la puerta, su jefe se detiene, la mira y le pregunta: ─ ¿preparada? ─ella asiente nerviosa, él la y le sonríe para darle ánimos. Abrió la puerta y un grupo de gente se le quedó mirando pero ella se quedó petrificada. Estaba preparada para enfrentar su nuevo trabajo, estaba preparada para enfrentar un nuevo jefe, estaba preparada para enfrentar a sus nuevos compañeros de trabajo, estaba preparada para buscar un nuevo ascenso, estaba preparada para empezar de nuevo, estaba preparada para vivir en ese paraíso, pero ese paraíso se convirtió en un infierno.
Escuchó la voz de su jefe como lejana, la estaba presentando. Escuchó muchas voces dándole la bienvenida pero su mirada estaba fija en una sola persona, en un solo compañero nuevo de trabajo, en un solo ser humano.
Se acercaron a saludarle, ella respondía de manera autómata. No podía pensar, no podía hablar, no podía sacar los ojos de él. Tantos años soñando con volverlo a ver, tantos años imaginando cómo sería ese momento: qué palabras diría, qué actitud tomaría, qué sentiría. ¿Iría corriendo y lo besaría cómo si no hubiera mañana? ¿Seguiría de largo, fingiendo que no existe? ¿Le pegaría la cacheta que quiso darle cuando dijo aquella idiotez? ¿O simplemente lloraría y le suplicaría volver?
Elizabeth ─lo escuchó decir.
¿Cuántas veces él había dicho su nombre acompañado de un mi vida? ¿Cuántas veces lo decía después de haber hecho el amor? ¿Con cuánto sentimiento lo pronunciaba cada vez que se veían a los ojos? Ahora era un nombre formal, una compañera de trabajo más, una simple conocida, una más.
¿Realmente había sida tan ilusa? ¿Realmente espera que cuando se volvieran a encontrar había amor para dar? ¿Realmente pensó que iban a tener el final feliz de los cuentos de hadas? ¿Realmente lo esperó todos estos años? , realmente lo esperó. Ahora se dio cuenta de que había esperado en vano, ahora entendió que de verdad se había terminado, que él sinceramente la había dejado de amar.
La reunión de bienvenida empezó. Ahora era su turno de realmente olvidar.

3 comentarios:

Flo. dijo...

Me encanto la entrada, espero tengas tiempo para pasarte por mi blog :)

SMSC dijo...

Admiro a la gente que logra hacer esto: crear historias. Me encanta :)

Pauu dijo...

Que BUENA entrada! realmente tenes un don para escribir :)

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