
Estábamos creando un mundo perfecto, en donde lo teníamos todo. Estaban nuestros besos apasionados. Estaba tu aroma inconfundible. También tenían nuestras risas silenciosas. Los “te amo” infinitos que me decías al oído cuando corría a tus brazos. No me olvido, tampoco, de esas salidas inolvidables: nuestra primer cita en los bosques de Palermo donde me robaste un beso, o ese día en el cine que vimos la historia de un amor eterno y me prometiste que así sería la nuestra: una historia de película.
Hoy esta historia llegó a su fin. No hay más rodaje para seguir filmando. No quedaron escenas memorables para recordarte.
Salí a buscarte pero ya era tarde. Ella te estaba esperando. Se llevó el papel principal de la película. Se llevó además el protagonista. Y también se llevó la historia.
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